sábado, 5 de enero de 2008

Temo enfrentarme a la verdad de tus pupilas. Me hablan de ti, de tu desnudez frente a los susurros de las caricias con las que, aun herida, recorro tu pecho. Pero también se pronuncian sobre mí, sin ambages. Si me observo en ellas, me descubro lastrada, incapaz de entregarme a otro cuerpo. Adivino mi reflejo, debilitado por un pasado que te es ajeno; injusta, me arrebujo de nuevo en tus abrazos, para huir de mis recuerdos; y me miento.

Me engaño y argumento, pero sólo logro convencerme de que mi fortaleza todavía palpita cuando retorno a la periferia de tu mirada.

6 comentarios:

humo dijo...

Hay una verdad en cada caricia nueva que ninguna historia puede anular, aunque sí pueda impedir que aflore.

Evinchi dijo...

Qué vértigo da esa mirada niña.

Un bicote. ;)

Chousa da Alcandra dijo...

Eu pensaba que as marquesas non poetizaban con tanta profundidade...

Unha aperta

PARANOICO ILUSIONISTA dijo...

Que lindo markesa. Tal vez no haya tantas dudas, tal vez sea vertigo, sea nostalgia, sea miedo, sea...no sé que puede ser...que sabe un paranoico?
Pero siempre es bueno, que alejandote de esa mirada te sientas fuerte.
Besos lokos

Anónimo dijo...

mas vale mal acompañado que solo? es una forma de engañarse?
qué hacemos cuando todo nos duele, menos tocar ese cuerpo, o sentir esos brazos?
retornar a la periferia de tus pupilas....y vuelta otra vez.

marqueza, me quedado impresionada con tus textos, gracias por tu visita, andaré por estos lares cada vez que esté hambrienta de palabras....saludos!

Markesa Merteuil dijo...

Humo, Evinchi... cuánta razón.

Chousa... é Galicia e esta choiva que tanta falta nos facía á que me pon morriñosa.

Ilusionista... cuán hermoso es el vértigo. En cuanto a lo de que es bueno que me sienta fuerte alejándome de la mirada en la que me reflejo... No sabría qué decirte.

Cat's, el paseo por tus blogs me ha bajado por un momentito a la tierra. Me ha recordado, especialmente el último post, ése en el que reflexionas sobre qué es lo que queremos ver y lo que no, qué nos hace gracia. Tan insulsos somos que sólo podemos reir si es a costa de otros... ¿? Triste, sin duda. Y... siempre mejor solo. Siempre mejor solo que ocasionando daños que no se pueden amparar en la inconsciencia.