"(...) y acusándome de una falta que no había cometido, le dije que había hecho lo que hacen las mujeres. (...) el buen padre me pintó el mal tan grande, que concebí que el placer debía ser extremo; y al deseo de saber sólo en qué consistía, sucedió el de enterarme por mí misma".
(Carta LXXXI, de la marquesa de Merteuil al vizconde de Valmont. "Las amistades peligrosas", Choderlos de Laclos)
jueves, 10 de noviembre de 2011
De cuando los besos saben a vos, aunque no sean vuestros. Y, de nuevo, el alma duele.
4 comentarios:
Como llegan a doler esos besos, aunque sean sabrosos.
El duelo tiene que durar lo suficiente para que el alma cure...
<3
Otros besos cerraran la herida.
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