Nos debemos un tango hecho de risas y de miradas de esas de entonces, de esas que se nos perdían en los labios. Un tango que se prolongue hasta el alba y nos haga cómplices de amaneceres. Un tango en el que todo gire en torno a tu cintura y a mi cintura, rendidas a la cadencia de bailes compartidos y a manos que sostienen y acarician, para acompasar el ritmo de la luna que se va y del calor que se nos viene.
Nos debemos un tango. Pero se nos ha hecho tarde.
1 comentario:
Te debes un tango a ti misma para olvidar, después encontrarás otras cinturas que acompasen a la tuya.
Precioso.
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