jueves, 21 de junio de 2007

Yo confieso

Cuando se comienza a conocer a alguien una de las principales tentaciones es la de intentar descubrir sus debilidades. Hace relativamente poco me preguntaron en un foro si habían tocado mi vena sensible. En una charla banal surgió una palabra: Prestige, y como buena gallega no pude evitar rememorar aquella marea negra combatida por una inmensa marea blanca de manos amigas que con distintos acentos luchaban casi infatigables contra el tiempo que se les echaba encima y que podría dañar por décadas un riquísimo litoral. He de confesar, no obstante, que el Prestige no es mi debilidad. Mi debilidad es, creo, el mar. El mar como fuente de alimento y de vida, como posibilidad de huida, como espectáculo plástico y sonoro y, principalmente, como lecho de muerte. Mi gran debilidad son los naufragios. La angustia que debieron sufrir, por ejemplo, los tripulantes del submarino nuclear Kurks, la impotencia de los miles de marineros que se ven sorprendidos por el temporal, por las galernas (como la que se llevó a una treintena de marineros de Celeiro en 1961 y a otros muchos que faenaban ese día trágico en el litoral Cantábrico), por la asunción de riesgos laborales que matan a miles de hombres (y supongo que dentro de poco también a alguna mujer) y que sesgan las vidas no sólo de quien zozobra, sino principalmente de quien sobrevive, de quien espera en tierra. Y esa debilidad mía se acentuó incluso más si cabe en mis años de cotidianeidad en la costa, compartiendo cafés con gentes que habían perdido a los suyos en el mar, conociendo a mujeres que habían logrado lo que presumiblemente parecía imposible en una época en la que no resultaba ni femenino ni decente trabajar para sacar adelante a los suyos. Y aunque cuando la vi por primera vez ella ya tenía demencia y no podía narrarme con lucidez sus avatares, recuerdo con fascinación la historia de La Chitona (no recuerdo su nombre real, sólo el popular). Su valentía como madre y su trabajo constante por salir adelante fueron lo suficientemente reseñables como para que aún en vida una mujer humilde, que había criado sola a su único hijo, viese como su nombre pasaba a ser el nombre de una calle. Valentía, coraje, humildad y maternidad. Y todo ello ante la desesperación de la pérdida, en una época en la que no encontrar el cadáver del esposo difunto implicaba no recibir ni siquiera el consuelo de una pensión con la que mantener a los tuyos. Valentía y maternidad. ¡Qué difícil se me antoja!

1 comentario:

Markesa Merteuil dijo...

Supongo que casi nadie esta preparado para sobrellevar algo así. Sucede que nuestro instinto de supervivencia nos da fuerza y nos aguza el ingenio para poder afrontar los retos que la vida nos va proponiendo. Pero la maternidad, lejos de ser algo malo, es la vida en si. Lo que el mar o cualquier otra situación se lleva, la maternidad lo recupera con una nueva vida, nueva esperanza e ilusión.

Escrito por Manuel 21/06/2007 17:58

Yo también soy gallega y adoro el mar. Tengo la enorme suerte (aunque mi esfuerzo me cuesta) de poder dormirme todas las noches con el sonido del mar.
El drama de la gente del mar es indescriptible!
Un abrazo.

Escrito por pequena03 21/06/2007 20:38

Manuel, no dije que la maternidad fuese algo mal, sino algo admirable. Algo tremendamente admirable desde mi punto de vista, porque me siento incapaz. No existe un manual de instrucciones y de existir, nadie me garantizaría que supiese leerlo e interpretarlo.

Pequena, lo imaginaba... en cuanto ví tu nick... :-) sentí la enorme tentación de saludarte como pequeniña... :-)

Y el sonido del mar... ay... qué morriña...

Escrito por MarkesaMerteuil 21/06/2007 21:32

No quería poner en boca tuya tal afirmación, era una forma de reafirmar lo bonito y fantástico de tal hecho. Creo que todo individuo llegado el momento comprende lo que ha de hacer, el manual esta en el sentido común de cada persona. Eso no quita que estemos temerosos ante tamaña responsabilidad, es mas, cuanto mayor sea mayor sera la atención que prestemos y mejor a de ser el resultado. Habra que confiar en que todo salga bien.

Escrito por Manuel 21/06/2007 21:38

Perdona. Estoy algo susceptible. Acabo de ver el telediario. Unn nuevo maltrato infantil...

Escrito por MarkesaMerteuil 21/06/2007 21:41