De lo justo

Debería prevenirte sobre mí, para poder justificar mi actitud y recordarte ese tan manido "ya te lo dije". Pero la injusticia no radica tan sólo en manifestar sentimientos de los que no estoy segura o en jugar con el vértigo ajeno, aun sin saber cuán profundo es el precipicio que tan prometedor se me antoja y al que, sin darme cuenta, te invito una y otra vez. La injusticia es recalcar ese ya te advertí cuando sé que, realmente, no siento y sé que lo que estoy haciendo es recrearme en un sinfín de ambigüedades con las que tiendo a confundirme y a confundirte. Un no sé lo que siento jamás puede ser mi escudo y, aunque la tentación de usarlo siempre esté ahí, no puedo olvidar que debo ser mi censora más cruel.