Recorrí las calles en busca de tu sombra. Nunca antes, ni siquiera bajo soles de estío, las percibí tan doradas. El artificio inundaba cada rincón. No había, pues, cabida para oscuridades. Tampoco para unos besos furtivos amparados bajo el negro de la noche. Las luces de la ciudad eclipsaban a la luna y a tu sombra. ¿Dónde estará?, me pregunté desesperada.
Desaté mi hatillo de nostalgias para buscar su fotografía. Diluida en llantos que no quisimos compartir, carecía ya de cualquier elemento que la hiciese reconocible. Parecía más bien una masa informe, cuyas dimensiones variaban en función de la luz bajo la que la sometía a escrutinio. La sal había corroído sus contornos a tal punto que tu recuerdo podría ser el de cualquiera.
¿Cómo definirla?
Retiré todas las cargas. Limé el papel, con una lija de ternura, hasta transformarlo en negativo. Y pude, por fin, vislumbrar el origen: tu esencia, desnuda, ligera, a punto de emprender el vuelo. Tan sólo me restaba agregar el desconsuelo de tantos años de absurdos, de trabas construidas a fin de limitar cualquier pico de felicidad, de vértigos que colapsaban cualquier capacidad de placer, de peros que socavaban sonrisas... Y la vi de nuevo. Tu sombra, que otrora me pareció desafiante y orgullosa, no era más que un débil reflejo de tus miedos.
Ése, quise creer, no sería su aspecto actual.
Para reconocerla aún me restaba, por tanto, sumar al proceso una simulación de tu tiempo sin mí. Retiré la pasión contenida por nuestros muros y las dudas cimentadas en barreras que se nos antojaban infranqueables; enterré los celos junto a la sensación de impotencia que siempre me produjo el saberme incapaz de transmitirte afectos; y observé de nuevo tu sombra desnuda. Tan amable como inalcanzable, igual que entonces, cuando me empeciné en atraparla en una jaula de oro, en arroparla cada noche con caricias que mermaban su independencia, ésa que me cautivó, arrolladora, cuando me topé con tu sonrisa, tan cálida como altiva.
Esta vez retiré la venda de pasiones que, siempre que arrecia tu recuerdo, me ciega. Intuí tu sombra al otro lado del camino. Esa sombra que tanto pisoteaste para aferrarte a mis besos. Esa sombra que huyó de ti, para ser de nuevo libre. Esa sombra que recogió los restos de nuestras tempestades cuando se quebró el cerrojo que guardaba, bajo llave, nuestras pulsiones preñadas de los egoísmos tras los que escondíamos nuestros miedos.
Y fue entonces cuando decidí retroceder sobre mis pasos. Regresar a mí y soñar con lechos construidos de libertades. Lechos sobre los que nuestras ansias pudiesen retozar de nuevo juntas, pero esta vez sin prisas, sin peros... Sólo placeres desnudos, mullidos en libertades.
11 comentarios:
Cuantas veces he querido arrancar su sombra y no he podido, me ha seguido implacable, como propia, unas veces delante, otras detrás, de pronto desapareció, nunca más la encontré, espero recuperarla, somos menos sin esas sombras, hay que cuidarlas, algunas jamás volverán.
Un abrazo.
Muy bonito el texto. saludos
que relato ++++++++++++ bonito, la sombra... simpre encima, jeje. www.asbeirasdoarnego.blogspot.com
Me he pasado exactamente 14 años de mi vida tratando de sacarla de mi cabeza y hasta ahora no he tenido resultado alguno, muy por el contrario, mientras mas trato de sacarla de mi mente, mas se apodera de mi cabeza y corazón.
Hoy la tengo dentro de mí, me visita de noche, me besa y me lleva a su mundo, ese mundo desconocido para algunos mortales
Dereyamendigo.blogspot.com
Besos.
Soy yo nuevamente, este blog siempre ha estado igual, lo que pasa es que tengo otro y dentro de un tiempo lo suprimiré
dereyamendigo estra desde hoy mismo en la net.
Besotes…
Repasando antiguos textos ya me di cuenta de que los había leído anteriormente, pero creo que sin fotos o... al menos entonces no pude verlas (las cosas de la informática). El anterior me gusta también. No lo suprimas... :-) Son diferentes, aunque ambos son parte de ti, de esa pluma que a veces podría parecer cargada de veneno y otras de sensibilidades.
Y ese viaje a Sevilla?? jajajaj
Retirar as vendas, sexan pasionais ou doutra índole, pode ser unha tarefa dolorosa. Sabes se hai anestésicos eficaces?
"Contra los valores afectivos no valen razones,porque las razones no son nada más que razones,es decir,ni siquiera verdades"
Gracias por compartir tus afectos irracionales,tus razones afectivas y tu inspiración.
¿Te he dicho, Irene, que me encantan tus lienzos? Si las sombras que forman parte de ti son también parte de esa inspiración, bienvenidas sean.
Gracias, d'agolada y también a ti, asbeirasdoarnego.
Mariano, no lo suprimas o al menos no dejas que se pierdan determindados textos. Deja que nos visiten (o que los visitemos)...
Veca, hay que programarlo... ;-)
Non, Chousa, penso que non os hai e penso tamén que ten que doer. Se non doe é que nunca importaron as feridas que nos levaron a cubrirnos de vendas. Entón, tanta venda pra que?
Bienvenida, wapa... Gracias a ti, por el coment y por el privado... Por cierto, los afectos irracionales nacieron justo en la ciudad en la que tú comentaste hoy. ¿A que es hermosa? La mejor para enamorarse. (Bueno, tal vez también Granada). Besos.
Estoy curioseando un poco por tu blog, marquesa, que ya estuve en anteriores ocasiones, pero creo que hace ya meses... porque cada vez tengo menos tiempo para sentarme a disfrutar de ocio en internet, y a mi me gusta pararme, detenerme a leeer con calma, a descubrir entre líneas... Tampoco estoy participando nada en el blog de la defensa de las mujeres, aunque por desgracia, ese tema no se acabará, y llegaré a tiempo siempre, cuando no esté tan ocupada.
Te leo en los comentarios que dejas por ahí en blogs que ambas leemos, como por ejemplo el de Veca.
Un saludo.
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