Eso sí, en el último suspiro, le pidió su número de teléfono. Nunca se sabe cuándo se va a necesitar una mano amiga.
Pero el móvil sonaba rara vez. Sólo, le decía amable, cuando podía dedicarse enteramente a ella. Por ello, cualquier gesto de él se le antojaba una prueba irrefutable de su romanticismo, especialmente aquella negación a establecer barreras a la luz de esa luna ante la que derramaban los quereres.
Pronto llegó la primera falta. Pronto, la realidad la arrastró de los pelos y sin miramientos a un mundo de adultos. Pero ella eligió seguir soñando: se amaban, creía, y era hora de mirar de frente al desafío.
Él se dejó llevar por la promesa de felicidad y perdices, y ella... ay...
To be continued
7 comentarios:
Por que tienen que comer siempre perdices?? Yo sería más feliz comiéndome pizzas......
Ay, ela, ay... Que se quedará sola y sin príncipe...
Ten razón Veca; non sei moi ben o motivo de relacionar a felicidade coa degustación de perdices. Eu persoalmente prefiro bacallau á brasa.
Toda niña quiere ser princesa, naturalmente.
El palo llega cuando llega, y de la manera que llega.
El asunto es cómo digerir que lo de ser princesa es un cuento chino.
Esta historia mejora por momentos, como continuará, ayhh ya estoy deseando saberlo. Besos.
Mal empieza, abandonada desde el primer momento, cualquier excusa es buena. En ocasiones, sólo se ve lo que se quiere ver, y al final es inevitable sufrir. ¿Continuará?
Un abrazo.
Hola,
Te he encontrado por casualidad. Me ha gustado muchisimo el poema del color negro. Pero no podia dejarte ningún comentario allá, no está habilitado.
Lo he encontrado precioso.
Hasta pronto.
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