miércoles, 25 de marzo de 2009

La libertad de expresión, un derecho fundamental

Hace días que me ronda por la cabeza una idea. Cierto que siempre fui algo gore, pero no puedo dejar de pensar en las posibilidades que ofrece la red y entre éstas está la de programar la publicación de post. Podemos desde cambiar el orden cronológico de cuanto figura en nuestro blog, editando y variando la fecha en opciones de entrada, hasta determinar que tanto nuevas como antiguas vean la luz un día y a una hora concretos. Hasta ahí, claro está, nada que no supiésemos.

También sabemos que la muerte llega cuando llega. Rara vez es predecible su fecha exacta, salvo cuando se trata de algo programado. Ya sabéis, las terribles condenas a muerte que siguen recordándonos todos los días que la sociedad no ha avanzado tanto como se presume atendiendo a la evolución tecnológica. Sólo crecemos en cuanto a posibilidades de ocio, de alivio de cargas cotidianas, de destrucción (para ahí sí que contamos con cuantías ingentes destinadas a la investigación y al desarrollo)... pero seguimos considerándonos dioses con potestad para arrebatarles la vida a otros. Y lo hacemos, no en España, pero lo hacemos, con la ley en la mano, que nos ampara. Y lo curioso es que, lejos de aumentar las voces de repulsa hacia esta posibilidad, cada vez hay más gente dispuesta a apoyar que sea una opción más de la "justicia".

Lamentablemente, no obstante, cuando creemos que alguien sí debería morir como castigo a sus actos (y es que momentos de rabia incontrolable los tenemos todos), nos negamos a escuchar la voz de la conciencia, que nos alertaría de que buena parte de los crímenes son producto de todos. La sociedad que nos empuja al individualismo nos lleva de la mano hacia la amoralidad y en ocasiones hacia la crueldad. Y ésta está patente en buena parte de nuestros actos. Desde los más sencillos, como la crítica gratuita acerca de cómo viste una persona o cuántos kilos de más creemos que tiene; hasta los mordaces. Criticamos, por ejemplo, la pobreza y en vez de sentirnos lastimados por ella y buscar soluciones para que nadie la sufra, imaginamos un sinfín de posibilidades que llevaron a quien la sufre a tal situación. Somos incapaces de sentir empatía y de darnos cuenta de que un revés puede llegar en cualquier momento. Pero hay quien no se conforma con estas pequeñas dosis de crueldad. Y, cuando ya nada parece satisfacer el hambre de ésta, surgen otras vías de escape y nacen comportamientos, en mayor o menor medida, atroces. Comportamientos que, con una actitud menos individualista y menos tendente a justificar y promover accioncillas catalogables como pequeñas dosis crueldad, podrían llegar a atajarse.

Pero, a lo que iba, hace días que me ronda una idea. Si yo programo mis entradas de cuando en cuando, quién me garantiza que éstas no serán publicadas de forma póstuma o que alguien cerrará mi blog. Muerta, desde luego, habré dejado de pensar (existir) y, por tanto, de preocuparme por estos aspectos, pero sería una engañifa. Gentes comentando en un blog de un muerto y, aunque suene pretencioso, esperando tal vez un nuevo post o una respuesta.

Leyendo el blog de Isabel me encontré con un post que me llevó a una noticia en la que se cuentan los pormenores de la muerte de un blogger. Entre otras cuestiones se apunta en El País:

"Omid Reza Mir-Sayafi, de 25 años, se encontraba en prisión desde el pasado 7 de febrero tras haber sido condenado a dos años y medio de cárcel por haber insultado en su blog al líder supremo, Ali Jamenei, y al imam Ruhola Jomeini, fundador de la República Islámica. El bloguero, que siempre negó las acusaciones, ya había pasado 41 días en prisión preventiva cuando fue detenido en abril de 2008 y hasta que salió en libertad bajo fianza.
Su abogado, Mohammad Ali Dadkhah, contó a los periodistas que otro preso, el doctor Hesam Firuzi, trasladó a Mir-Sayafi a la enfermería de la cárcel en estado semi inconsciente el miércoles por la tarde. Sin embargo, el médico que estaba de guardia desestimó su ingreso por considerar que fingía. Según Firuzi, el joven sufría depresión y había recibido una dosis extra de medicamentos. "En su opinión, si hubiera recibido la atención médica adecuada, no habría muerto", concluyó Dadkhah".

No sé si Mir-Sayafi había programado alguna entrada a su blog. Ojalá pueda gritar nuevamente para condenar a aquéllos que le llevaron a la muerte. Ojalá pueda insistir, pese a su deceso, en la necesidad de defender hasta el extremo la libertad de expresión. Y esto me lleva a otra noticia: Romano Prodi quiere controlar los blogs y, por tanto, a sus autores. ¿Qué será lo que teme? ¿Qué oculta? De hacerlo, ¿no atenta contra los derechos fundamentales de la ciudadanía que debería tener libertad de expresión y acceso a la información? Cierto que lo ideal sería que esta información fuese veraz, contrastada, no partidista, etc., pero ¿algún político se atiene a esto? ¿Quién es capaz de alejarse de sí mismo para lograr la objetividad absoluta? Ésta no existe, sólo la honestidad. Apelemos pues a ésta y recordemos que no es preciso un registro de bloggers, pues si en algún momento delinquimos o incitamos a la criminalidad somos perfectamente rastreables.
En lugar de buscar cómo atarnos, lo que deberían es sentar las bases para que existan unas mejores medidas destinadas a garantizar la protección de datos del blogger y del comentarista, puesto que las armas para el arresto de quien incumple la ley ya existen.

2 comentarios:

Francisco dijo...

Nunca comprendí muy bien esto que comentas sobre la programación en los blogs. Sigue confirmando la manía que tenemos los humanos de escapar del “Aquí y ahora”, aunque también es sabido que el pensamiento no sabe funcionar de otra manera, debe manejar constantemente a nuestro ego, y este al mismo tiempo depende del pensamiento, lo saludable para nuestro ser pasaría por utilizar a nuestra mente para cosas cotidianas y no que ella nos maneje a su antojo con tal de sobrevivir, y eso conlleva el odio, envidia, soberbia y todos esos estados destructivos propios del “yo”con los que nos identificamos esclavizándonos hasta nuestra muerte, a no ser que meditemos, observemos e iluminemos esa “disfunción” que solo posee el genero humano y nos entrenemos para dominarla, aceptándola como la minusvalía que nos hace ser infelices. Internet, los blogs. y todo lo que va surgiendo a su alrededor es muy reciente y a lo mejor le damos un uso que no le corresponde como tal. Hecho de menos tomar un café, conversar, dar un paseo con las personas que la vida nos presenta, y me asusta intimar de esta manera con seres que ni siquiera he mirado a los ojos, que no estoy seguro de que existan realmente, que desconozco si viven o están muertos…Es un abismo que en ocasiones me asusta, pero es lo que hay.
Besos
Franc.

Chousa da Alcandra dijo...

Nunca programo os meus post; sempre son recén paridos. Pero en todo caso é unha ferramenta máis á que tampouco lle fago noxo se se tercia.

Con respecto a ese suposto control que os políticos (hoxe Prodi, mañán vai ti saber cal) queren facer sobre o que se publica, deixa ben ás claras en que medida xa "controlan" á prensa profesional...

Concordo con vostede polo tanto, Markesa. Menos control e máis protección á intimidade blogueira