"(...) y acusándome de una falta que no había cometido, le dije que había hecho lo que hacen las mujeres. (...) el buen padre me pintó el mal tan grande, que concebí que el placer debía ser extremo; y al deseo de saber sólo en qué consistía, sucedió el de enterarme por mí misma". (Carta LXXXI, de la marquesa de Merteuil al vizconde de Valmont. "Las amistades peligrosas", Choderlos de Laclos)
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6 comentarios:
Si, si; pero os pecados nin minguan nin desaparecen, somente se transforman. Pasan de ser pensamento cando se materializa dito imaxinación.
Por comparalo coa química (mira ti que ben me ven a metáfora), un bloquiño de xeo sólido vólvese líquido cando se mergulla no calor do vaso de licor de amoras...
Acabo de morirme...que bien.
En tonces, no contengamos la lujuria.
Y ademas la palabra pecaminoso no figura en mi diccionario.
Os pecados, Chousiña, aliméntanse das mentes calenturientas dos beatos que transforman simples apetencias en tentacións do demo. Eso si, perdoan o realmente terrible cuns pouquiños xestos: examen de cocinciencia, dor dos pecados, propósito da enmenda, dicilos ó confesor e cumprir coa penitencia.
Ay, Franc. Pon remedio, que aún te queda un poquito de vida.
Albino, en el mío sí figura como acto de rebeldía, como transgresión de la moralidad en la que me amamantaron. Por lo tanto, me encanta...
Canto sabes de canónigo, hermana Markesa...
Saúdos de frai Chousa
Bueno, cari, muchas gracias por el premio, mañana lo coloco en mi post, me ha alegrado un poco un finde un poco jodido, jajja.
Bezos y gracias.
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