¿Comodidad?

Por un segundo, por unas horas, por unos meses creí redescubrir que aún seguía latiendo. Latiendo despacio, levemente. Latiendo muy lejos de quien fui, mas latiendo a fin de cuentas; apurando las noches, los amaneceres y las sonrisas.

Pero ahora, que de nuevo ni siquiera me apetece explorar, toda posibilidad de juego se me antoja agotadora*. Y, aunque opongo cierta resistencia, dejo abiertos cientos de flancos para permitir la derrota. Y soy consciente y no lo evito. Sólo me dejo llevar. ¿Comodidad?

Tal vez necesite un respiro, o tal vez regresar por un segundo a la realidad que me mudó hasta convertirme en aquélla que soy. Sin miedos, pero sin aventuras y sin vértigos. Todo medido. Todo armonía. Todo placidez. Sin calor, sin frío, sin nostalgia, sin sobresaltos. Sólo presente.

Aunque simplemente con mirar de soslayo hacia atrás pueda, sin esfuerzos, recordar las sensaciones de esos intentos todavía tímidos de volver a sentir (alejada de la Memoria), de volver a jugar, de desear jugar, de ansiar trabas y recompensas, de dar paso, a fin de cuentas, a nuevos horizontes, a nuevas metas.

Y mañana...


* Serán, o eso espero, los daños colaterales de la sobredosis de antibióticos. Ésos que mataron los recuerdos dulces de noches interminables...