lunes, 19 de noviembre de 2007

Hay que tener los pies en la tierra, conocer las reglas y saber dónde debemos colocar nuestros límites. De lo contrario podemos caer en la tentación de lanzarnos al abismo en un intento desesperado de esquivar ataduras. La consecuencia*, normalmente, caer directamente en la trampa, que, aunque en ocasiones deliciosa, es trampa a fin de cuentas...

¿Hasta dónde es real la libertad? ¿Cómo discernir los lastres de la prudencia?

* Y mis alas se quemaron y caí.


1 comentario:

Markesa Merteuil dijo...

Wellcome to the real world....

Escrito por Vassago_ 20/11/2007 02:05

¿Abismo o trampa? Dame más elecciones... algo bueno debe de haber.

La libertad sólo existe en el pensamiento y hasta ahí le buscamos ataduras.

Escrito por Chica Simple 20/11/2007 12:23

Creo que la diferencia estriba en que el abismo lo ves e intuyes sus dimensiones y, pese a que no sepas muy bien dónde tiene su fondo, decides o no arrojarte en él. La trampa, aunque la esperes o aunque tú misma la hayas diseñado, no te permite decidir. Lo único que se puede hacer para no caer en ella es estar atenta, pero cualquier descuido nos atrapará en ella. El caso es que a veces estamos demasiado cómodos en esa trampa que nos hemos autofabricado.

Escrito por MarkesaMerteuil 21/11/2007 13:58