Me cansan los lamentos insustanciales. Me hastía escuchar cómo se eleva a la categoría de sublime un simple inconveniente. Me hiere la incapacidad de empatía. Y me asquea construir falacias alineando píxeles.
Y me apenan quienes justifican la ira como defensa preventiva. Y me embarga la tristeza por aquéllos que no entienden otro lenguaje que el de la violencia. Y me desgarra el pesar por quienes no ven más allá de sus inseguridades, cuando muchas de ellas derivan del fomento de la desigualdad. Una circunstancia propugnada desde esa insensibilidad con la que pretendemos mantenernos infranqueables y que es el detonante de todos los miedos.
Y pese a ello continúo inmóvil, ante mi pantalla, lamentando que, como yo, haya gente incapaz de ver más allá de su ombligo, de levantarse y de exigir amparo, cooperación, acogimiento. Y mi parálisis no hace sino acentuar las desigualdades de las que tanto me quejo. Y es por ello que sigo caminando aferrada a mi bolso cargado de pequeñas miserias.
9 comentarios:
Tu reflexión, excelente por cierto, es el mejor punto de partida para empezar a caminar en la dirección que consideres más justa. A mi me pasa algo parecido, pienso que hago mucho menos de lo que debo, seguro que así es.
Besos
Es que es precisamente esa sensación de insuficiencia la que me angustia, y la sensación de inactividad a mi alrededor, y mi impaciencia. No busco tranquilizar mi conciencia. No creo que los pasos hayan de darse para eso, sino para conseguir la verdadera igualdad como beneficio real para todos. Hoy estoy rara... Creo que necesito una dosis de utopía... Me paso a verte...
Besos
deberiamos hacer lo que debemos? entonces quiza dejariamos de tener deberes. hay que hacer lo que uno quiere, sin hacer daño, sin perder nada, sin temer.
besos amor
feliz año
Espero que esa sensación no te haya llegado de mi comentario. No creo que las cosas haya que hacerlas para tranquilizar la conciencia (la mia soy incapaz de tranquilizarla, me martillea continuamente). Tienes una conciencia clara de lo que debe ser justo, camina en esa dirección. La definición de utopía no me gusta, te niega la posibilidad de realizar lo que te propones.
Lo sé, lo sé... pero eso no quiere decir que no sienta que es utópico, y que no vea cien mil acciones encaminadas a la autojustificación y a acallar a la conciencia que, más solidiaria que uno mismo, martillea continuamente. No sé si me explico. Que está bien eso de actuar porque uno se siente bien haciendo lo que considera que debe de hacer, pero no está bien actuar como terapia. La terapia acaba, la convicción no. Y la actividad debería ser un estilo de vida, no algo que me permito de vez en cuando... y me temo que muchas veces estoy demasiado ocupada en trivialidades. Si bien es cierto que defiendo como nadie que para querer a los demás, primero hay que quererse uno mismo... Besos. Y... más que preocuparte por lo que me pueda "lastimar"... creo que lo que necesito son empujones, aunque puedan doler a veces.
...pues cuenta con mis manos en tu espalda para empujarte. Te avisaré no vaya a ser que te tumbe en uno de ellos....
Y siempre la lucha por convicción, nunca como terapia barata de nuestras debilidades...a luchar markesa...
Me encanta leerte, te lo he dicho?
Besos
A veces es bueno caer, para saber exactamente dónde está el suelo y lo que duele toparse de bruces con él. Tal vez, desde el suelo, adivine alguna mano amiga, que en lugar de ayudarme a levantarme, me exhorte para que tome conciencia de mí y de mi capacidad para tomar de nuevo las riendas.
PD: Es recíproco.
Más besos.
Lo de hoy me parece originalmente relatado. He pegado un vistazo a todo tu blog y me gusta, se nota espontáneo y sarcástico al mismo tiempo que humano. Es mi humilde opinión, la que he percibido.
¡Ah!, en la entrada de tu estancia, sobre el recibidor dejé un ramo de flores, un pequeño obsequio con olor a jazmín.
Besos
Franc.
Muchas gracias, Franc, viniendo de ti es todo un halago. Me gusta cómo escribes y todo lo que transmites. Más besos.
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