"(...) y acusándome de una falta que no había cometido, le dije que había hecho lo que hacen las mujeres. (...) el buen padre me pintó el mal tan grande, que concebí que el placer debía ser extremo; y al deseo de saber sólo en qué consistía, sucedió el de enterarme por mí misma".
(Carta LXXXI, de la marquesa de Merteuil al vizconde de Valmont. "Las amistades peligrosas", Choderlos de Laclos)
sábado, 21 de febrero de 2009
Me preparé para la batalla que empieza en tu lecho, pero, inconscientemente, lo que te hice fue el amor.
Dise que alguén acada o "sumum" da eficacia na execunción dunha tarea, cando é capaz de poder realizala de maneira conscentemente inconscente.
Dado que aludes a unha preparación previa, queda clara a consciencia. Se despois resultou o que resultou de xeito inconscente; xa nos queda clara -alomenos unha- faceta na que a Markesa acada un grao superlativo.
Y a la mañana siguiente...desayuno en Tiffany´s, donde nada malo puede suceder y además venden diamantes. Creo que suele ir por allí el tipo del mercedes. Saludos Markesa Franc.
Hisae, muchas veces engrandecemos lo vivido mediante el recuerdo. Esta vez no. La realidad superó a la memoria.
Irene, la digestión ha concluído. Pero, ya sabemos, la historia es cíclica, ¿no?
Artabria, la lucha también es divertida, no te vayas a creer. Echo de menos el coqueteo de los días de vino y rosas. Ahora es todo tan sencillo...
El color del viento... me gusta tu lema.
Isabel... a veces son complementarias. ;-)
A Franc ya le respondí, pero es que me hizo gracia lo del desayuno. Después de hacer el amor una no se encuentra preparada para iniciar otra nueva carrera de escape. Las nubes tienden a ralentizar todo. El tiempo parece detenerse. Y... de pronto, la nube se deshace en lágrimas y te precipitas junto a ellas hacia el suelo. A veces suavemente, pero otras en torrencial tormenta. Y, cuando llegas, a veces ni siquiera te has hecho daño. Inquieta la frialdad de la caída más o menos suave, pero no regresar a la tierra a la que nutres y que te nutre, ¿no?
Miguel... a veces echamos tanto en falta las guerras... Creo que prefiero como resultado que la voluntad pueda a la razón, aunque la consecuencia sea desgarradora. A veces nos hacen falta los desgarros, de hecho, para darnos cuenta de que realmente hemos sentido.
12 comentarios:
Dise que alguén acada o "sumum" da eficacia na execunción dunha tarea, cando é capaz de poder realizala de maneira conscentemente inconscente.
Dado que aludes a unha preparación previa, queda clara a consciencia.
Se despois resultou o que resultou de xeito inconscente; xa nos queda clara -alomenos unha- faceta na que a Markesa acada un grao superlativo.
Eso es hermoso...
Jo, qué envidia.
Biquiños y que aproveche.
Pues si señora, deja de luchar y a disfrutar, que es un deporte muy saludable :P
Lo mejor es dejarse llevar en este momento. Nada prohibido, nada preconcebido. Ese es mi lema.
Saludos
Mucho mejor hacer el amor, que meterse en batallas. Un beso
Y a la mañana siguiente...desayuno en Tiffany´s, donde nada malo puede suceder y además venden diamantes. Creo que suele ir por allí el tipo del mercedes.
Saludos Markesa
Franc.
Ummmm... lo cierto es que después de un amanecer voluptuoso normalmente lo que menos me apetece es vestirme para ir a desayunar fuera...
Es que, como dice la canción, el amor puede ser la peor de las guerras.
Chousa, pretérito perfecto simple.
Hisae, muchas veces engrandecemos lo vivido mediante el recuerdo. Esta vez no. La realidad superó a la memoria.
Irene, la digestión ha concluído. Pero, ya sabemos, la historia es cíclica, ¿no?
Artabria, la lucha también es divertida, no te vayas a creer. Echo de menos el coqueteo de los días de vino y rosas. Ahora es todo tan sencillo...
El color del viento... me gusta tu lema.
Isabel... a veces son complementarias. ;-)
A Franc ya le respondí, pero es que me hizo gracia lo del desayuno. Después de hacer el amor una no se encuentra preparada para iniciar otra nueva carrera de escape. Las nubes tienden a ralentizar todo. El tiempo parece detenerse. Y... de pronto, la nube se deshace en lágrimas y te precipitas junto a ellas hacia el suelo. A veces suavemente, pero otras en torrencial tormenta. Y, cuando llegas, a veces ni siquiera te has hecho daño. Inquieta la frialdad de la caída más o menos suave, pero no regresar a la tierra a la que nutres y que te nutre, ¿no?
Miguel... a veces echamos tanto en falta las guerras... Creo que prefiero como resultado que la voluntad pueda a la razón, aunque la consecuencia sea desgarradora. A veces nos hacen falta los desgarros, de hecho, para darnos cuenta de que realmente hemos sentido.
Precioso. No digo más.
jaajaj te lo tiraste? No me digas mas.
y es que vas de dura, pero luego cari, te pierde la ternura y el amor... Bueno, tb. el deseo, vale jajaja
Bezos
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