lunes, 20 de abril de 2009

Cuando la ciudad...

...eres tú, las vidas te recorren dejando su impronta. Unas lo hacen rápido, otras parecen huir del estrés a golpes de taconeo, pero también las hay que se detienen en tus rincones ansiosas por beberse cuanto les ofreces al paso. Y no sólo te rozan con la mirada como si quisieran acariciarte con el parsimonioso caminar de sus pupilas. También te observan y se observan en ti para confundirse con tu esencia. Y en ocasiones una nueva metamorfosis las transforma a ellas en ciudades y a ti en caminante ajetreado o sosegado, ávido o apático, pero capaz de dejar una huella.

Tal vez no sea tan hermosa como me indican sus pulsiones, pero cada vez que la visito soy de nuevo la Ciudad Dorada y me dejo acariciar por sus gentes, por sus ritmos, por sus capacidades... Pero mi halo se diluye de su faz al tiempo que me alejo convertida de nuevo en caminante.



La foto es del finde. A mí no me parece Antas, la verdad... ;-)

12 comentarios:

Deambulando con Artabria dijo...

Que bueno que un lugar sea capaz de despertarte esos sentimientos y emociones...

Silvia_D dijo...

Y una podría perderse en su ajetreo y formar parte de su todo.

Bienvenida, niña.

Besoss

Xan dijo...

Cada un ten o seu particular mapa de lugares proclives a esperar no corazón algún pequeno miragre. Eses lugares que adormecen dentro de nós efectivamente deixan huellas.

Isabel dijo...

Que bonito perderse en un lugar tan especial. Un beso

Chousa da Alcandra dijo...

Joder!!!. Viñeches a Antas e non me avisaches???
Para matarte. Se non foses Markesa...

Anónimo dijo...

Sí, realmente bonito perderse, sobre todo cuando el lugar es un "tú".

Así da gusto caminar x)

Jordicine dijo...

Todos tenemos nuestro sitio, MARKESA. Besote!

irene dijo...

Esa podría ser cualquier ciudad por la que quisiéramos perdernos, cuestión de imaginación.
Biquiños, Markesa

Markesa Merteuil dijo...

Artabria, eso es ahora. En su día, cuando me alejé por primera vez sabiendo que ya no volvería a vivir allí, sentí como si me estirpasen el corazón. Luego descubrí que, pese a que él seguía allí, yo continuaba viva.

Silvia, hay ciudades en las que siempre te sientes en casa y aunque pasen mil años siempre te sientes parte del todo.

Xan, agora que o penso, quedoume por facer unha comprobación, se seguía o meu nome que no seu día marcara na pedra alguén a carón do seu.

O encontrarse, Isabel, reencontrarse con los días de vino y rosas.

Chousiña, para ti a aclaración vía foto... ;)

Chris Stevens, ese lugar soy yo hace casi una década. Me perdí en el otro lado de las nostalgias, para revivir presentes de entonces.

Ay, Jordi... si en el fondo todos somos de todas partes... :-)

Cierto Irene, pero la retina ayuda también... :-)

Francisco dijo...

Hace días que no visitaba los blogs., en este caso el tuyo. Creo que lo importante no es una filosofía de como suceden las cosas en ese “todo” de la vida, sino observar lo que sucede realmente en nuestra vida diaria. La llama de esa vela simboliza para mi la iluminación.
Abrazos
Franc

Markesa Merteuil dijo...

Hay quien prefiere ir a tientas... para desarrollar otros instintos; fin de cuentas la vida no sólo se observa, se huele, se toca, se escucha latir, se saborea. Incluso se intuye.

HADEX dijo...

Si te apetece, tienes un regalo en mi blog. Besosssss